EL PARQUE DE SAN ANTONIO DE RIO BLANCO.
La inmensa mayoría de los pueblos y villas fundados
por los colonizadores españoles en Cuba, poseen las mismas características: Una
plaza (a veces llamada batey) como centro, alrededor de la cual se iba
expandiendo el pueblo con la edificación de nuevas viviendas y locales
comerciales. Invariablemente esa plaza se construía junto al camino principal,
que luego se transformaba en la “Calle Real” y detrás de ella no podía nunca
faltar la iglesia católica, bajo la advocación de algún santo o acontecimiento
sagrado, que se convertía en el patrón del pueblo, en ocasiones dándole nombre.
Es el caso de San Antonio de Río Blanco, fundado el
13 de junio de un año que aún no he podido determinar, pero que analizando
algunos documentos encontrados, deduzco que debió ser a mediados del siglo
XVI. Por esa razón la iglesia,
originalmente de madera, fue consagrada al patrocinio de San Antonio de Padua.
Croquis de la zona del parque en 1959. |
En aquella antigua plaza que ocupa una pequeña
manzana trapezoidal, se construyó un parque, también en fecha indeterminada, en
cuya parte central se levantaba una glorieta,
desde donde partían aceras en forma de radios, hacia los centros y
esquinas del trapecio de no más de
cincuenta metros en cada uno de sus lados,
que estaba también circundado por una ancha acera.
La glorieta era una plataforma circular a la que se accedía por tres peldaños, sobre la que se
levantaban ocho columnas jónicas, unidas en su parte superior por un ancho
arquitrabe que en su tiempo sostenía un techo cónico, del cual en la década de
los cincuenta, sólo quedaban las viguetas que soportaron la cubierta, unidas en
el vértice del cono.
En esa década aquella glorieta servía de escenario a
un sinnúmero de actividades culturales, lúdicas o políticas que se
realizaban con bastante asiduidad en el
pueblo y a las que acudía la mayoría de sus habitantes en busca de un rato de
diversión y esparcimiento.
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Antiguo parque de San Antonio |
Esporádicamente la glorieta era ocupada por artistas
populares, magos, malabaristas, etc., que actuaban espontáneamente y luego
pasaban el sombrero con la socorrida frase de “coopere con el artista cubano”.
También era utilizada de plataforma para los mítines de los políticos, que
arengaban pidiendo el voto para sus partidos y siempre dejaban la promesa de la
construcción de las aceras y el acueducto que tanto necesitaba el pueblo,
promesa que nunca cumplían. De estos
recuerdo a Panchito el alcalde de Jaruco y a Clavelito, postulado para
Representante a la Cámara cuya presencia causó un gran revuelo en el pueblo.
El parque siempre fue el centro de nuestros juegos
infantiles, sobre todo a los escondidos y a los pelotazos, juego que consistía
en tirarnos mutuamente una pelota confeccionada con la parte exterior de las
cajetillas de cigarrillos, dentro de la cual generalmente poníamos una piedra,
para que fuera más fuerte el impacto y que doliera más.
Los domingos los vecinos vestidos con sus mejores
galas, es decir “endomingados”, salían en busca de un rato de esparcimiento. Entonces
el parque se llenaba de parejas o grupos de familiares y amigos que simplemente
iban a conversar o a tomar fresco, rompiendo así con la rutina diaria. Esta era la principal excusa de los jóvenes que
iban en busca del ligue.
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El parque de San Antonio en 2010 |
(Continúa)
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